Los empresarios deben ver el feedback como un elemento estratégico para la toma de decisiones; pues de esa manera toman el pulso de cómo va su compañía.
Fue en la fiesta anual de Navidad cuando descubrí que ya no estaba interesado en escuchar lo que mis empleados me decían.
Formado en la fila
del buffet, me topé con la esposa de uno de nuestros ingenieros y le
pregunté qué tal se sentía él en el equipo. Ella me respondió que desde
que entró a la firma estaba más feliz y tras la jornada regresaba a casa
sintiéndose vigorizado. Bajó la cabeza y luego la levantó con una
sonrisa, me dijo que como resultado su vida también había mejorado.
Como fundador y CEO
de Braintree, siempre había pedido a todos en el equipo que fueran
transparentes en sus comentarios. Si se trataba de una crítica directa
hacia mí, aún mejor. Mi objetivo era que construyéramos una empresa
excepcional. Para ello, necesitaba retroalimentación e información de lo
que mi equipo pensaba y sentía. Sin embargo, pronto descubrí que
obtener esa información no siempre era fácil.
La transparencia es importante... y elusiva
A fin de abrir canales para la retroalimentación o ‘feedback’, empecé haciendo lo obvio. Organizaba
reuniones semanales en grupo, me acercaba a cada miembro del equipo en
persona y por correo electrónico, y les pedía que aportaran. Pronto
descubrí que todos siempre tienen una piedra en el zapato, algo que les
molesta del trabajo.
Si estas molestias no se atienden, conducen a la murmuración y a
la intriga. Las start-ups son ya bastante caóticas y
problemáticas sin esa capa adicional. La buena noticia es que solucionar
muchas de estas preocupaciones era por lo general muy fácil. A veces
con sólo reconocer que existía un problema bastaba para deshacerse de
él.
Hubo solo
una dificultad. Sin importar cuánto intentara conseguir los mejores
datos sobre la satisfacción de mis empleados, me topaba con un hecho
básico: la dificultad que todos tenemos para comunicarnos con los otros.
A nivel
personal, por ejemplo, ¿quién quiere herir los sentimientos de un amigo
diciéndole que su nueva corbata es horrible? En el ámbito profesional,
lo que está en juego es a menudo mayor. Cuando está involucrado un superior, decir la verdad es complicado.
“Tenemos una serie de mecanismos de defensa que nos hacen ser
cuidadosos ante personas con posiciones de autoridad”, explica en un
artículo de la Harvard Business Review el profesor James Detert de la Universidad de Cornell, experto en el silencio organizacional.
Los estudios así lo
confirman. Una reciente encuesta de más de 15 mil trabajadores en 19
países mostró que sólo la mitad cuestiona a su jefe expresando su
opinión y compartiendo ideas. Entre los encuestados de 18 a 24 años de
edad, casi 60% admitió ser del tipo “sí, lo que usted diga”. Con esta
frase, los problemas reales no se atienden, las tensiones aumentan y la
cultura de la empresa se resiente.
La herramienta perfecta, el ‘feedback’
Comencé a explorar
diferentes maneras de obtener opiniones más honestas y directas de mis
empleados. Y esto fue lo que encontré.
1. Usa la nube
Varias aplicaciones basadas
en la nube (como Work.com y 7Geese) han simplificado y automatizado el
proceso de dar y recibir retroalimentación. Ofrecer actualizaciones
regulares en línea es más sencillo, a veces que cara a cara.
2. Recurre al anonimato
Facilitar los
comentarios y sugerencias anónimos puede ayudar a restarle rigidez al
asunto. Esto puede ser tan simple como tener una caja de comentarios en
el trabajo (o el equivalente en línea) o realizar encuestas de
satisfacción de los empleados.
3. Comunidades de ‘feedback’
Los sitios de
terceros donde la gente habla abiertamente sobre sus trabajos también
son útiles para sortear algunas de las limitaciones mencionadas. El
ejemplo más conocido es quizás Glassdoor.com, donde los usuarios pueden
publicar comentarios sin dar nombres.
4. Transparencia radical
Bridgewater
Associates, el fondo de cobertura más grande del mundo, es conocido por
su obsesión con la "absoluta honestidad y rendición de cuentas." Todas
las reuniones, por ejemplo, son grabadas y pueden ser vistas por
cualquier empleado, siempre y cuando no se discuta material
confidencial.
- Bryan Johnson es un emprendedor, inversor y fundador de OS Fund,
creado con 100 millones de dólares de su capital personal para apoyar a
inventores y científicos que trabajan para el beneficio de la humanidad
reescribiendo los sistemas operativos de la vida.
Fuente: CNNExpansión
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